Fragmentos de Papias
Autor: Papias
Categorías: Historia, Cristianismo, Teología,
Tags: Padres de la Iglesia, Textos antiguos, Evangelios,
Descripción: Fragmentos conservados de los escritos de Papias, un antiguo padre de la Iglesia.
Autor: Papias
Categorías: Historia, Cristianismo, Teología,
Tags: Padres de la Iglesia, Textos antiguos, Evangelios,
Descripción: Fragmentos conservados de los escritos de Papias, un antiguo padre de la Iglesia.
[Los escritos de Papias que circulan normalmente son cinco, y son llamados Exposición de los Apostoles del Señor. Ireneo menciona estos como los únicos trabajos escritos por él, en las siguientes palabras: “Ahora, se da testimonio de estas cosas por escrito por Papias, un hombre antiguo, quien fue oyente de Juan y amigo de Policarpo, en el cuarto de sus libros; pues cinco libros fueron compuestos por él.” Aclarando Ireneo. Además, el propio Papias, en la introducción a sus libros, deja claro que él mismo no fue oyente ni testigo ocular de los santos apóstoles, sino que nos dice que recibió las verdades de nuestra religión de aquellos que los conocieron [a los apóstoles], en las siguientes palabras:]
“Pero no me sentiré incómodo en registrar, junto con mis interpretaciones, cualquier instrucción que recibí con cuidado en cualquier momento de los ancianos, y que guardé cuidadosamente en mi memoria, asegurándoles al mismo tiempo su veracidad. Pues no me complacía, como a la mayoria, en aquellos que hablaban mucho, sino en aquellos que enseñaban la verdad; ni en aquellos que relataban mandamientos extraños, sino en aquellos que repetían los mandamientos dados por el Señor a la fe y procedentes de la verdad misma. Si, entonces, venía alguien que había asistido a los ancianos, le preguntaba minuciosamente sobre sus dichos: qué dijeron Andrés o Pedro, o qué dijeron Felipe, Tomás, Santiago, Juan, Mateo, o cualquier otro de los discípulos del Señor; y qué dicen Aristión y el presbítero Juan, los discípulos del Señor. Pues imaginaba que lo que se obtenía de los libros no era tan provechoso para mí como lo que provenía de la voz viva y permanente.”
[Los primeros cristianos] llamaban “niños” a aquellos que practicaban una piedad inocente, [como lo afirma Papias en el primer libro de la Exposición de los Apostoles del Señor y también Clemente de Alejandría en su Pedagogo.]
Judas caminó por este mundo como un triste ejemplo de impiedad; pues su cuerpo se llego a hinchar tanto que, el no podía pasar por donde podía pasar fácilmente un carruaje, y fue aplastado por un carruaje, de modo que sus entrañas se derramaron.
Los ancianos que vieron a Juan, el discípulo del Señor, recordaban que lo oyeron decir cómo el Señor enseñó sobre aquellos tiempos y dijo: “Vendrán días en los que las vides crecerán con diez mil ramas, y cada rama tendrá diez mil ramitas, y cada verdadera ramita tendrá diez mil brotes, y cada brote diez mil racimos, y cada racimo diez mil uvas, y cada uva, al ser exprimida, dará veinticinco métricas de vino. Y cuando alguno de los santos tome un racimo, otro gritará: ‘Soy un mejor racimo, tómame; bendice al Señor a través de mí’.” Del mismo modo, [Él dijo] que un grano de trigo produciría diez mil espigas, y que cada espiga tendría diez mil granos, y que cada grano produciría diez libras de harina clara, pura y fina; y que las manzanas, y las semillas, y la hierba producirían en proporciones similares; y que todos los animales, alimentándose entonces sólo de los productos de la tierra, se volverían pacíficos y armoniosos, y estarían en perfecta sujeción al hombre». [De estas cosas da testimonio por escrito Papías, un hombre antiguo, que fue oyente de Juan y amigo de Policarpo, en el cuarto de sus libros; pues cinco libros fueron compuestos por él. Y añadió diciendo: “Ahora bien, estas cosas son creíbles para los creyentes. Y Judas el traidor,« dice él, »no creyendo, y preguntando, “Cómo serán logrados tales crecimientos por el Señor.” el Señor dijo, ‘Ellos verán quién vendrá a ellos.’ Estos son, pues, los tiempos mencionados por el profeta Isaías: ‘Y el lobo se acostará con el cordero’, etc. Isaías 11:6 ss.”].
Los presbíteros dicen que aquellos que sean dignos de una morada en el cielo irán allí, otros disfrutarán de los deleites del Paraíso, y otros poseerán el esplendor de la ciudad; pues en todas partes se verá al Salvador, según sean dignos aquellos que lo vean. Pero existe esta distinción entre la morada de los que producen cien veces, y la de los que producen sesenta veces, y la de los que producen treinta veces; porque los primeros serán llevados a los cielos, la segunda clase morará en el Paraíso, y los últimos habitarán la ciudad; y que por esto dijo el Señor: «En la casa de mi Padre hay muchas moradas». Juan 14:2 porque todas las cosas pertenecen a Dios, quien suministra a todos una morada adecuada, tal como dice Su palabra, que a todos les es dada una parte por el Padre, según cada uno es o será digno. Y éste es el diván Mateo 22:10 en el que se reclinarán los que festejen, siendo invitados a las bodas. Los presbíteros, discípulos de los apóstoles, dicen que ésta es la gradación y disposición de los que se salvan, y que avanzan por peldaños de esta naturaleza; y que, además, ascienden por el Espíritu al Hijo, y por el Hijo al Padre; y que a su debido tiempo el Hijo entregará su obra al Padre, tal como dice el apóstol: “Porque es necesario que Él reine hasta que haya puesto a todos los enemigos bajo sus pies. El último enemigo que será destruido es la muerte”. 1 Corintios 15:25-26 Porque en los tiempos del reino el justo que esté sobre la tierra se olvidará de morir. “Pero cuando dice que todas las cosas están sometidas a Él, es manifiesto que se exceptúa a Aquel que sometió a Él todas las cosas. Y cuando todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” 1 Corintios 15:27-28
Papias afirma que recibió las enseñanzas de los apóstoles de aquellos que los acompañaron, y además declara que escuchó en persona a Aristión y al presbítero Juan. En consecuencia, los menciona frecuentemente por su nombre, y en sus escritos da sus tradiciones. La mención de estas circunstancias no puede carecer de utilidad. También puede valer la pena añadir a las declaraciones de Papías ya dadas, otros pasajes suyos en los que relata algunos hechos milagrosos, declarando que adquirió el conocimiento de ellos por tradición. La residencia del apóstol Felipe con sus hijas en Hierápolis ya ha sido mencionada anteriormente. Ahora debemos señalar cómo Papías, que vivía en la misma época, relata que había recibido una narración maravillosa de las hijas de Felipe. Pues relata que un muerto resucitó en sus días. También menciona otro milagro relacionado con Justo, apellidado Barsabas, cómo se tragó un veneno mortal, y no recibió ningún daño, a causa de la gracia del Señor. La misma persona, además, ha establecido otras cosas que le han llegado de la tradición no escrita, entre ellas algunas parábolas extrañas e instrucciones del Salvador, y algunas otras cosas de una naturaleza más fabulosa. Entre ellas dice que habrá un milenio después de la resurrección de entre los muertos, cuando el reino personal de Cristo se establezca en esta tierra. Además, transmite, en su propio escrito, otras narraciones dadas por el anteriormente mencionado Aristion de los dichos del Señor, y las tradiciones del presbítero Juan. Para información sobre estos puntos, podemos simplemente remitir a nuestros lectores a los libros mismos; pero ahora, a los extractos ya hechos, añadiremos, por ser un asunto de importancia primordial, una tradición relativa a Marcos que escribió el Evangelio, que él [Papías] ha dado en las siguientes palabras]: Y el presbítero dijo esto. Marcos, convertido en intérprete de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba. No fue, sin embargo, en orden exacto como relató los dichos o hechos de Cristo. Pues ni oyó al Señor ni le acompañó. Pero después, como he dicho, acompañó a Pedro, quien acomodó sus instrucciones a las necesidades [de sus oyentes], pero sin intención de hacer una narración regular de los dichos del Señor. Por eso Marcos no se equivocó al escribir algunas cosas tal como las recordaba. Porque de una cosa tuvo especial cuidado, de no omitir nada de lo que había oído, y de no poner nada ficticio en las declaraciones. [Esto es lo que relata Papías con respecto a Marcos; pero con respecto a Mateo ha hecho las siguientes afirmaciones]: Mateo reunió los Apostoles [del Señor] en lengua hebrea, y cada uno los interpretó lo mejor que pudo. [La misma persona usa pruebas de la Primera Epístola de Juan, y de la Epístola de Pedro de la misma manera. Y también da otra historia de una mujer que fue acusada de muchos pecados ante el Señor, que se encuentra en el Evangelio según los Hebreos].
Papias dice textualmente: “A algunos de ellos [los ángeles] les dio dominio sobre la disposición del mundo, y les encargó ejercer bien su dominio. Y dice, inmediatamente después: pero sucedió que su disposición llegó a nada.”
Sobre la inspiración del libro del Apocalipsis, consideramos innecesario añadir más palabras; pues el bendito Gregorio Teólogo y Cirilo, e incluso hombres de tiempos más antiguos como Papias, Ireneo, Metodio e Hipólito, han dado testimonio completamente satisfactorio al respecto.
Basándose en Papias de Hierápolis, el ilustre discípulo del apóstol que se recostó en el pecho de Cristo, y en Clemente, y Panteno el sacerdote de la Iglesia de los alejandrinos, y el sabio Ammonio, los primeros y antiguos expositores, quienes estuvieron de acuerdo entre sí y entendieron la obra de los seis días como referida a Cristo y a toda la Iglesia.
(1) María, la madre del Señor; (2) María, la esposa de Cleofás o Alfeo, quien era madre de Santiago el obispo y apóstol, y de Simón, Tadeo y un tal José; (3) María Salomé, esposa de Zebedeo, madre de Juan el evangelista y de Santiago; (4) María Magdalena. Estas cuatro se encuentran en el Evangelio. Santiago, Judas y José fueron hijos de una tía (2) del Señor. Santiago y Juan también fueron hijos de otra tía (3) del Señor. María (2), madre de Santiago el Menor y de José, esposa de Alfeo, fue hermana de María, madre del Señor, a quien Juan llama Cleofás, ya sea por su padre, por pertenecer a la familia del clan o por alguna otra razón. María Salomé (3) es llamada Salomé, ya sea por su esposo o por su villa. Algunos afirman que ella es la misma María de Cleofás, porque tuvo dos esposos.